10 de mayo, los retos de las maternidades en México

El 10 de mayo en todo el país se festeja el Día de la Madre, reconociendo los esfuerzos de esas mujeres que nos dieron la vida y que han atravesado a lo largo de los años innumerables retos al criar a otro ser humano, mismos que han sabido enfrentar ponderando el amor como eje principal.

Sin embargo, más allá del festejo tenemos una serie de temas pendientes con las maternidades sobre los que nos cuesta trabajo hablar y entre los que se enlistan temas como la violencia obstétrica, la falta de derechos laborales para madres trabajadoras, las paternidades ausentes y deudores alimentarios, la sobre exigencia y carga social por ser “la madre perfecta”, el trabajo de la crianza no reconocido y, no menos importante, las miles de niñas y adolescentes que año con año se convierten en mamás.

Sobre la mesa también se encuentra la falta de más y mejores políticas enfocadas a la protección de la maternidad y a los cuidados de quienes, por diferentes razones ya sean familiares o económicas, desarrollan esta labor sin haber sido necesariamente la persona que gestó y, primordialmente el tener presente que la maternidad debe ser deseada y elegida y que existen diversas maneras de ejercerla.

Al profundizar en alguno de estos temas, tenemos que un amplio porcentaje de mujeres han referido haber experimentado violencia de diferentes tipos durante el embarazo y parto, yendo desde omisiones en la atención médica prenatal, violencia obstétrica, agresión verbal, presión para aceptar un método anticonceptivo tras dar a luz, que se les niegue la anestesia hasta que les mantengan aisladas de sus bebés por más de cinco horas y se les niegue atención por depresión posparto.

Por otro lado, de acuerdo a datos del Censo 2020 publicados por INEGI, en 2020, 2.4% de las mujeres de entre 12 y 17 años a nivel nacional eran madres, es decir, 153 mil 485 mujeres menores de 18 años tenían al menos un hijo nacido durante el año que estalló la pandemia, cifra que se incrementó en el tiempo de confinamiento pues muchas de ellas estuvieron encerradas con agresores que formaban parte de su familia o círculo más cercano. Pero eso no es todo, porque el porcentaje aumentaba a 3.9% entre las mujeres indígenas de 12 a 17 años.

Ahora, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2019 del INEGI, la razón por la cual el 57 % de las mujeres que buscaban empleo dejaron de hacerlo, es por no tener cómo resolver el problema de los cuidados de bebés, niñas, niños, y personas dependientes cuestión que en los últimos 3 años no cambió, sino incluso se agudizó al sumar una pandemia a la ecuación. Podemos mencionar también cómo pareciera que no existe el derecho al tiempo libre para ellas, ya que el trabajo no termina con el fin de la jornada laboral sino que continúa de manera poco equitativa, durante las siguientes horas del día.

Tampoco podemos evitar hablar de cómo muchas madres lidian con graves problemas económicos y sociales, como son la pobreza extrema, la violencia e inseguridad que suma a la realidad de nuestro país a cientos de madres buscadoras y múltiples mujeres que han sido víctimas de feminicidio (muchas veces cometidos por parte de sus parejas sentimentales) que dejan a infancias en la orfandad; o bien la discriminación, que logra alcances mayores para las madres migrantes e indígenas. 

Podríamos pasar el día entero enlistando los retos, pero lo importante es reconocerles más allá de la romantización de la "madre ideal", sino como personas vulnerables  y resilientes que necesitan una buena red de apoyo y justicia social.