Él fue Christian Alfonso Rodríguez Telumbre

Tras más de 5 años de luchar por saber qué había sido de Christian, fue una pieza ósea analizada en la Universidad de Inssbruck en Austria la que dio respuestas a su familia sobre el paradero de quien junto con otros 42 normalistas de Ayotzinapa desapareció la madrugada del 27 de septiembre de 2014, derribando la “verdad histórica” que contaron las autoridades en su momento.

Pero Christian fue mucho más que un resto humano, fue el único hijo varón de Clemente Rodríguez y Luz María Telumbre quien creció en el barrio de Santiago, en Tixtla, Guerrero, junto a sus tres hermanas y tenía 19 años cuando desapareció.

En el texto perteneciente a la campaña Marchando con letras, escrito por Patricia Sotelo, cuenta que era alto, moreno y de ojos negros y soñaba con un futuro con el que pudiera ayudar a su familia, fue por eso que ingresó a Ayotzinapa aunque deseaba ser veterinario o maestro de educación especial, pero ello implicaba gastos que su familia no podía solventar.

Era un amante del baile, le llamaban el Superman Bailador porque desde pequeño le entusiasmaba la danza folclórica, motivo por el que además formaba parte del grupo Xochiquetzal en el que compañeros de baile lo recuerdan cuando llegaba a los ensayos comiendo un elote y con su mochila beige de asa larga cruzada al pecho.

Ahí cargaba sus botines de baile, le decían Clark, apodo ganado por sus anteojos negros de pasta gruesa, similares a los del periodista que se convertía en Superman, Clark Kent.

“En el salón donde Christian practicaba la danza regional están sus botines blancos, con los que solía ensayar. Su maestro los tiene guardados para cuando él regrese y vuelva a zapatear con ellos la tarima, con el entusiasmo de un gran bailado”.