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Opinión / Columna

Publicado: 14 de junio, 2017 | 8:48 AM

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Se tardaron más de un año para despertar, y ya comienzan dar signos de vida, aunque a primera impresión, dejan ver que no cambiaron, que él nocaut que los mandó a dormir no les cambió su escencia.

En el PRI de Tamaulipas, ya hay convocatoria para renovar sus cuadros directivos, prácticamente borrados luego de la nada honrosa derrota del 5 de junio de 2016, cuando cayeron por primera vez en su historia en una elección de ese tipo, en Tamaulipas.

El CEN, obligado por el Tribunal  Estatal Electoral , tuvo que voltear a ver a Tamaulipas, luego de que apenas un par de priistas se inconformaron pública y legalmente del "abandono" en el que Pri nacional tenía a Tamaulipas.

Y en cierto modo tenían razón. Era evidente que desde el centro nada querían con los priistas de esta entidad, pues luego de perder la gubernatura, eran poco menos que apestados.

El 30 de octubre del año pasado se fue al congreso local Rafael González Benavides, cargando con el señalamiento de haber sido el dirigente que perdió una elección estatal y que entregó el poder a otro partido. Por estatutos, su segunda de abordo, Aída Zulema Flores quedó a cargo y tan mal le fue, que solo recibió críticas, burlas, denostaciones y ataques, provenientes de sus mismos compañeros tricolores, que nunca la tomaron en serio.

Hoy, personajes priistas, se abren y revisan los términos de la convocatoria para la renovación de los cuadros directivos, pero en la gran mayoría hay un fuerte tufo a pasado, a "otra vez lo mismo". O sea, las caras de siempre.

Oscar Luebbert, Sergio Guajardo Madonado, Enrique Cárdenas, Luis Enrique Arreola, Alejandro Guevara, Ramiro Ramos, Manuel Muñoz, Roberto González Barba, Miguel González Salum, Alejandro Etienne, Juan Alonso Camarillo, son algunos de los que se mencionan y salvo el joven Arreola, todos los demás representan al viejo PRI tamaulipeco, ese que hartó a la sociedad.

Son muchos. Algunos con el sello de Egidio Torre, otros del establo de Eugenio Hernández, todos con un pasado de compromisos que les restan credibilidad y seriedad. Para desgracia de los priistastas tamaulipecos, eso es lo que hay.

El relevo ya está en puerta. Y ya ha comenzado una especie de guerra intestina. Por eso apuntábamos que tal parece que la derrota del 2016 no les dejó ninguna enseñanza.

Comienzan mal su "nueva era". Divididos. 

UANE